viernes, 16 de septiembre de 2011

Claridad nocturna

El viento que entra por la ventana parece la respiración de toda la urbe. Una ciudad que nunca descansa, que posee almas que vagan a todas horas entre las sombras.
Oigo el ritmo acompasado del oleaje, aunque en realidad éste se encuentre a cientos de kilómetros. Y es entonces cuando siento las cosas un instante antes de que ocurran, esa certeza de adivinar el siguiente minuto. Y la sorpresa no se anula sino que está acentuada por la premonición del instante.
A pesar de la presencia de farolas, estrellas y una luna, mi claridad no se debe a ellas, es más bien algo interno y recóndito en mi corazón, una llama de esperanza en los momentos de oscuridad y terror.
Siento que algo es diferente, sin especificar pero cambiante a cada instante. Se está haciendo paso y pretende salir a la luz, no quiere seguir más tiempo recluido.

Glo.

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