martes, 21 de diciembre de 2010

Todavía

Siento un puño de hielo.
Unas raíces hundidas.
Una vida resentida.

Pensé que no quedaba nada.
Ni luces, ni sombras.
Pero al otro lado.
En la almohada.
Tu respiración.
Todavía era acompasada.


Glo.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Algo blanco.

Una tormentosa borrasca se acerca, presiento el frío helando mi piel.
Comienzan a caer cristalitos de agua, congelados, móviles por el viento.
Alguno de mis deseos parece caer con ellos en suave sintonía, sin ser oídos.
Susurran a los cabellos que no debieron despertar esta mañana.
Auguran un futuro próximo, aunque no tan claro como la cegadora blancura.
Paralizada por el paso del resbaladizo tiempo invernal.
Hielo agrietado bajo mis pasos, derretido por el calor de los transeúntes.
Sal y agua se convierten en una, evitando caídas inesperadas.
Nada, ni el frío, ni las inclemencias atmosféricas consiguen parar este ritmo frenético.
Solo se percibe una inmensa luz, una sensación de gelidez.
Un día teñido de algodón blanco.


Glo.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Recortes

Hoy me he plantado delante de mi ventana. He decidido recordar todo lo que ya ha pasado.
Echando la vista atrás veo pasar frente a mi un millón de imágenes con mucho significado. Momentos con aquellos que sé que jamás volveré a ver. Amigos que se fueron distanciando, otros que fueron arrastrados por un oleaje de discursiones y conflictos. Otras personas que no hace mucho que están ahí pero que ves venir un futuro muy largo con ellas, o simplemente personajes que dejaron una línea difusa de huellas, una pincelada imposible de recordar con claridad.
Cuerpos y emociones que nunca volverán por motivos naturales. Por el ciclo de la vida, la renovación y la muerte.

Parece curioso que cada uno de esos recortes de mi mente esté asociado a una melodía, una canción o un suave olor. Algo mucho más tangible que nos recuerda a los que nos acompañaron durante alguna etapa. A veces creemos olvidar y nos sorprendemos cuando aparece por sorpresa el recuerdo de una tarde, una noche... Junto aquellos que hirieron o que pasaron junto a nosotros.

Todo este tiempo solo me recuerda una vez más que lo que somos no lo creamos solos, ni tampoco lo vivimos en el anonimato, siempre hay alguien, aunque parezca ser un espectro, que comparte con nosotros algún minuto de nuestra existencia. Alguien que creíamos imperceptible y que sin embargo reaparece en los momentos más adecuados.

Hoy somos parte de lo que fuimos, un proyecto futuro no más allá de lo que queramos imaginar.


Glo.

martes, 9 de noviembre de 2010

Posiblemente.

Un día más soñó que no despertaría.
Otra mañana envuelto en agonía, sin sollozos pero con pena.
Le invadió el pensamiento de que jamás volvería a verla.
Había podido rozar sus deseos con las yemas de los dedos, la había dejado escapar.
No pensó en el futuro, en cómo se sentiría pasado un tiempo. No pensó en la mañana siguiente.
Creía que no podría disfrutar nunca de su belleza, aquella escultura perfecta.
Una vez más se confundió. Por sus propios fantasmas, ella huyó para no volver a compartir nunca el mismo calor.
Ella decidió pasar algunas de sus mejores horas con él. De incredulidad se quedó clavado en el suelo. Sin reaccionar, sin emitir sonido alguno.
Con el tiempo suficiente para que ella tomara una decisión. Una elección que dependía de ambos.
Ahora él está solo.
Apoyado en el cabecero de su cama.
Viendo pasar el futuro olvidado por la ventana.
Glo.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Una mañana

Tostadas. Huele a tostadas. Ese aroma que se escapa de las migajas de pan, un dulzor a mermelada y zumo recién exprimido.
Abro los ojos, despierto en mi cama, sola. Sin recordar si hay alguien conmigo en casa.
Dirijo mis pasos hacia la estrecha cocina. En la mesa se disponen un par de cubiertos, un vaso de zumo y unas tostadas humeantes, con un bote de mermelada de frambuesa a su lado.
No consigo descubrir al autor de esta obra. Recorro la casa en busca de su presencia. Nada. No hallo ni un solo rastro de vida humana o animal.
Decido sentarme a disfrutar de mi desayuno cuando la puerta se abre. Alguien entra en casa con el periódico, al instante le reconozco. Pelo castaño, ojos color miel y una sonrisa capaz de iluminar cualquier momento sombrío.
No recuerdo momentos pasados a su lado, ni cómo nos conocimos, pero sé una cosa de la que estoy segura. Es mi marido.
Me invade un alegría inexplicable, alcanzo a darle un beso y me sonríe. Se sienta conmigo en la mesa de la cocina a verme desayunar. No había querido despertarme, estaba tranquila, plácida, sin ninguna expresión de angustia o congoja en el rostro.
Unto suavemente las tostadas. Un sorbo de zumo. Un sabor dulce invade mis papilas, mermelada y pan.
Entonces abro los ojos y despierto en mi habitación.
Solo distingo un olor. Tostadas. Huele a tostadas.


Glo.

martes, 2 de noviembre de 2010

Un minuto tarde.

No es cierto aquello de "nunca es tarde". Lo supe una noche de verano, cuando un denso aire flotaba en la habitación. Leí con dificultad las palabras fijas en la pantalla:

"No debí hacerlo, lo siento, ya sabes que más vale tarde de que nunca"

Sabía que era mejor no haber sabido más de su existencia, que todo se quedara en un recuerdo, un pasado que pocas veces volvería a revivir. Unas palabras de disculpa que solo causaban más dolor y se clavaban como cien agujas lo largo de todo mi cuerpo.

Ya era tarde. Tarde para volver a recordar toda esa desconfianza, tarde para borrar el último minuto de lo sucedido. Tarde para sus insulsas disculpas de niño arrepentido. Tarde, incluso, para perdonar. Aunque al final, ya no quedaba rencor, se quedó reducido a un sonido sordo y se acaba olvidando el motivo de tanta rabia e impotencia.

Ahora me dispongo a recordar, a saber que a veces es tarde, para una disculpa, una cena, una visita, una llamada o un simple gesto de cariño.

Hace poco arendí que el tiempo escapa. No deja que le sigan, pero no dejaré escapar ninguna de las cosas que quiero por miedo a perderlas en los minutos que sigan. Seré lo suficientemente valiente para dar un salto, y coger esas esacasas oportunidades al vuelo.


No quiero volver a quedar en segunda posición con los minutos de mi reloj. Esta vez ganaré, estoy segura.



Glo.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Un nuevo destino.

Rehice la maleta por quinta vez, las cosas parecían decididas a no caber en aquel reducido espacio. Me marchaba de la ciudad por tiempo indefinido, decidida a indagar sobre las gentes de unos y otros lugares. Conocer culturas. Saber un poco más de mi misma.

Todo había pasado súbitamente... El verano, el otoño, invierno, primavera, verano... Parecía como si hubiera entrado en un ciclo vicioso, sin poder parar, sin frenos, a punto de estrellarse en una de las curvas.

Por fin, todo encajó en el macuto. Un único bulto para un viaje sin billete de vuelta. Sólo quería desaparecer, esfumarme sin dejar rastro, sin nadie que pudiera seguirme. Huir de aquel inmenso monstruo de suciedad y pobreza gris.

Dirigí mis entumecidas piernas hacia la estación central, los humeantes vagones parecían llamar a mi encuentro. Subí sin ser vista a una maquinaria rojiza, su pintura descascarillada por el tiempo y la humedad evocaba tiempos mejores, pero eso no me detuvo.
El vagón se puso en marcha, sin importar a dónde. Había decidido un nuevo destino, un lugar desconocido que me cambiaría para siempre.
Aunque eso todavía no lo sabía por aquél entonces.


Glo.

domingo, 10 de octubre de 2010

Viento otoñal

Las hojas caen con suave susurro. Los mosquitos parecen dormitar en otras partes del mundo, tardarán en volver. El verano ha marchado dejando pieles bronceadas.


Un suave viento del norte surca los cabellos de innumerables gentes. Susurra palabras desconocidas, sabias sílabas que esconden el secreto de nuestra tierra. Un sol descolorido, unas nubes aborregadas...
El inicio de las primeras lluvias.


El sonido de una guitarra parece brotar entre los grises edificios. La música no se ha marchado para no volver. Parece triste y desafinada, acorde con la meteorología del día. Pero se quedará hasta primavera. Su relevo llegará puntual. Antes de que se agote y con tiempo suficiente para recuperarse hasta el siguiente año.


Los gigantescos árboles se irán desnudando poco a poco. Quedarán al descubierto en invierno, sin nada con lo que arroparse. Sólo sus finas y largas ramas quedarán intactas al paso del otoño.




Glo.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Brillos.

Entraba una tenue luz por la ventana, ella reposaba su cabeza sobre los cojines. Estaba despertando de un largo pero inquieto sueño.
Tenía los ojos llorosos y la sensación de haber estado corriendo durante horas. Se sentía extenuada.
Prefirió no ahondar en las profundidades del recuerdo, intentando ignorar lo imposible... Sabiendo que cuanto más intentara escapar de lo obvio antes le alcanzaría.
Recogió su largo pelo cobrizo en una coleta, se incorporó y trató de no pensar en nada.
Una suave melodía inundaba la habitación, y cada nota musical le recordaba lo inevitable. Todo sueño termina.
De una manera o de otra sabía que aquella situación idílica no se podría alargar durante mucho tiempo, pero en su fuero interno tenía la esperanza de no tener que preocuparse de contratiempos o situaciones agonizantes. Simplemente disfrutaba de los mejores momentos, sin pensar en el futuro, sin buscarle la imperfección a lo finito. Era feliz.

Ahora había dejado de escuchar la música para transladar todos sus sentidos a un tiempo pasado no muy lejano. Bastaba retrasar el reloj un par de meses.
Cada instante pasado estaba acompañado de una canción, una determinada sinfonía de notas musicales que describía el momento. Ahora ya solo quedaba eso: Recuerdos.
Imágenes retenidas en la retina de las vivencias.

Todo había transcurrido muy rápido, los acontecimientos habían atropellado al pasado presente. Parecía que el tiempo se detendría, que no haría falta esperar un futuro, el esperaría para nosotros. Todo fueron engaños, mentiras que te acabas creyendo.

Ahora no queda maldad, no queda odio... Ella solo guarda sentimientos de impotencia y decepción, quizás dolor por no haber abierto antes los ojos. Quizás por haber pensado que la persona amada era otra de la que demostró ser llegado el momento de enfrentarse con la realidad. El instante en el que el sueño se tornó pesadilla.
La desconfianza y la cobardía lo quebraron todo, el pasado, el presente... Aunque nunca un futuro, los segundos que aún no se han escrito y que en este instante ella escribe sobre el papel.

Fueron brillos de un pasado, recuerdos que relampaguearon en las pupilas estivales.




Glo.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Agua.

Oigo caer las gotas de agua sobre el frío metal de la bañera.
Cada golpe es como una puñalada, un poco menos de tiempo para enfrentarse a los sentimientos.
Cada cristalina forma indica que se acerca el momento, un segundo.
Un instante que decidirá los momentos futuros de un presente algo borroso.
Un modo de afrontar lo que sucedió, una solución a los conflictos.
Intentado solucionarlo, sabiendo que, nunca se podrán evaporar los recuerdos que creamos y compartimos junto a otros.
Cada minuto muero, sin tus labios, sin más abrazos después de una dolorosa despedida.
Podría quedarme dormida, todo se difuminaría entre el sueño y la realidad, pero prefiero torturarme un poco más antes de saber cuál será la decisión final.
Noto las saladas lágrimas recorrer mi cara, sin saber cuál es el motivo exacto de tanta tristeza, alegría o añoranza...
Simplemente llego a encontrar una respuesta a todas mis preguntas, lo único de lo que estoy total y completamente segura.
Una cosa que solo tú puedes disfrutar ahora, simplemente dos palabras que hacen que todo lo demás pierda su sentido.
Solo un sentimiento, un Te Quiero.
Hoy no se acabará todo, solo hará que podramos volver a empezar.
Quizás nos esperen momentos abrumadores, en completa oscuridad y neblina.
Quizás solo esta decisión pueda empujarnos a vivir nuestro momento.
La dureza y la suavidad se vuelven a encontrar después de cada etapa, pero aprenderé de la primera y disfrutaré contigo de la segunda.
Hoy no importa nada más, sólo quiero estar aquí para cuando lo necesites, igual que sé que tú estarás ahí cuando no pueda continuar sin un cuerpo que me levante.
Solo confía en ti, en tus circunstancias, en saber que puedes superar hasta las más dolorosas heridas del amar.
Sabiendo que, te renovarás cada mañana al despertar juntos sobre la misma almohada.



Glo.

martes, 3 de agosto de 2010

Una mirada

Era todo lo que hacía falta... Unos ojos entreabiertos en un mar de pestañas.

Parecía que el mundo fuera a acabarse de pronto, pero se detuvo ante esos cristales de amor y odio.

Esas sensaciones que transmiten las miradas, una risa acompañada de una lágrima.

Por la melodía que desprenden tus pupilas bajo el reflejo del sol de mediodía.

Esperando oír un suspiro a cada parpadeo, sin remedio.

Perdiendo una sonrisa cuando veo que tus ojos se achinan.

Emocionada de volver a ver ese color avellana tras cada esquina.

Palideciendo el decorado que me rodea para enfocar mi oscura pupila hacia tu mirada.

Esos ojos que jamás dejarán de brillar en mi memoria.




Glo.

jueves, 22 de julio de 2010

Hoy, mañana

Por mi espalda sube la marea.
Agua salada por las rosadas mejillas baja.
Tristeza, dolor, unidas, aliadas.
Bajo la piel, sangre y alma.
Cabizbajea la melena dorada.
Rompe el alba la tranquilidad soñada.
Figuras aterradoras, deseos añorados.
Al despertar nada.
Desaliento, rabia.
La condición humana.
Nuestra maldición.
Nuestra hermana.
Infelicidad esperando en cada esquina.
Búsqueda bajo la sombra del rosal.
Sombría soledad de la vida.

Cálida compañía.
Hoy como cualquier otro día.



Todos los días tenemos un único enemigo... El tiempo, quién nos marca los ritmos, las horas y los momentos en que podemos estar a solas. Somos prisioneros de los minutos, de cada segundo que respiramos...

Todos los días son diferentes y al mismo tiempo idénticos. Las mismas rutinas y los mismos comportamientos... Y sin embargo merece la pena seguir viviéndolos. Nunca sabes lo que te deparará mañana, aunque seguramente no te sorprenda nada.

Quiero sentir como los días se consumen, y rozan mi piel.
Quiero saber que el reloj seguirá marcando las horas tras mucho tiempo.


Glo.

lunes, 28 de junio de 2010

Tiempo para...

Disfrutar del sol, la lluvia, el agua salada del mar rozando los pies desnudos...
Ahora apreciaremos a cada momento las sonrisas que nos reodean, las tardes con los amigos...
Pero también... Es momento para pararse, hacer un alto en el camino y volver la vista atrás. Con la calma del reposo poder centrarnos en todo lo que ha sucedido y cambiado a lo largo del curso, de este año que parecía que no acabaría. En este punto, parece que es todavía inalcanzable el deseado verano.
En estos días, empiezas a desarrollar otro tipo de rutina... Levantarte tarde, organizarte el tiempo como quieras sin preocuparte de estudiar... Pero corres el riesgo de aburrirte en tanta cotidianidad, sin nada que hacer... Y sentir que pierdes el tiempo (aunque a veces no está de más rascarse un poco la barriga).
Quizás demasiado tiempo para perderse en los propios pensamientos... Sin saber cómo los hemos desarrollado hasta llegar a un punto muerto del que no obtenemos respuestas.
Con todo este tiempo te propones nuevas metas, objetivos que te gustaría cumplir... Pero que con la cantidad de minutos libres de la que disponemos, decidimos ir aplazándolo para no hacerlo nunca...

No sé cual es la conclusión de todo esto...
Supongo que la tranquilidad hace que todo de vueltas como la centrifugadora de una lavadora, dejando toda la ropa apretada en las paredes del tambor sin dejar que salga.



Glo.

domingo, 6 de junio de 2010

Confusión, miedo

En un mismo puzzle me hallo.
Grito y no obtengo respuesta.
Parece haber desaparecido el brillo.

La emoción de la apuesta.
Miro hacia abajo, solo agua.
Nada más, ni cristales ni llamas.
Amarillean los recuerdos.
Me pierdo entre las sombras.
Llego a la pared sin resuellos.
No puedo cruzar los verdes prados.
Algo me retiene.
Atada al pie de mi cama.
Grito y no obtengo respuesta.
Sola en la habitación vacía.
Llena de seguir con vida.
Acompañada de entes.
Andando a la orilla del Ebro.
Duermo.
Caigo en el eterno sueño.

Glo.

jueves, 29 de abril de 2010

Cenizas

Siempre quedará el recuerdo de los buenos momentos junto a una cerveza y un día de sol.

Puede que haya acabado, pero la vida no.

Ahora esperaré, conviviré con el dolor durante un tiempo, el necesario para hacerme fuerte y resurgir como el ave Fénix.

Renovada y con las ideas claras, intentando quedarme con lo positivo y bello del amar.

Sentir esa pasión y ser correspondida. Saber que no fue por desamor, sino por la dificultad de las circunstancias.

Sin tener la menor duda de que amaste, aunque nunca lo dijeras. Quizás por miedo, quizás vergüenza. Quizás por que tornara real aquello que parecía un sueño.

Dejándome llevar por las emociones de esta vida mundana, sintiendo todo. Queriendo sentirlo.
Vivirlas al límite sin miedo a lo que pueda pasar tras unos minutos de intensas miradas.
Guardando el momento, tomando una foto para más tarde recordarlo todo.

Sin remordimientos, sin preocupaciones, sin culpabilidad, volviendo a ser libre como un pájaro. Aunque la libertad asuste.

No tengo miedo, ya no. Solo sé que soy un transeunte más, otra vida en una inmensa multitud. Un mar de lágrimas y una sonrisa. Muchas caras y una vida. Un conjunto de emociones, una solución de mis errores y un aprendizaje de los mismo.

Solo sé una cosa... Un día ya no despertaré de este eterno sueño que es la vida. Pero hasta entonces me prometo disfrutar de cada pequeño detalle, recordar lo feliz que he sido despertándome a tu lado, recordarlo y sonreír. Quedándome con lo bueno, y sufriendo cuando sea necesario, pero nunca más allá de los límites. Sólo el suficiente para madurar y reflexionar sobre los acontecimientos.



Glo.

domingo, 3 de enero de 2010

Inocencia

Largo tiempo ha pasado ya desde nuestra infanacia
recuerdos amontonados en la pileta del olvido
destinados a perderse con el tiempo.


Aquellos momentos que deberíamos recuperar
para encontarnos de nuevo con nuestro yo verdadero,
éste que en tantas ocasiones nos traiciona
aunque siempre fiel a nuestros instintos.


Paso a paso dibujamos nuestra vida,
intentando no olvidar cómo
al andar llegamos dónde hoy estamos,
aprendiendo a levantarnos con cada caída.


Sin rendición.



Glo.

Brindemos por un año DIEZ

Otro año más se ha ido, pero con él otro nuevo llega con energías renovadas, queriendo dar guerra y que los demás sepan de su entrada, por este año:


1. Choquemos nuestras copas llenas de este oro líquido, repletas de sueños y buenos momentos.

2. Hagamos sonar el fino y transparente vidrio, desprendiendo de cada uno una armoniosa nota.

3. Miremos los ojos del otro a través de las pequeñas burbujas y veamos en ellos sus deseos más oscuros.

4. Riamos, antes de encontarnos demasiado transtornados por el efecto del alcohol.

5. Disfrutemos por todo aquello que nos hizo sonreir este año ya pasado.


6. Contemos historias bañadas en champagne una vez más.

7. Empecemos otra historia de nuestra vida, una en la que no necesitemos las drogas como estimulante.

8. Decidamos el momento y el lugar para decidirnos a hacerlo de una vez por todas.

9. Entrelacemos nuestros brazos y bebamos, celebremos este año.

10. Brindemos por un año DIEZ.





Glo.