Miro por la ventana, Chamartín. Atardece, el cielo comienza
a enegrecerse. No se vislumbran estrellas, solo un pedacito de luna blanca.
El tren se mueve, la gente se bambolea con el traqueteo.
Cierro los ojos, me concentro en la canción que voy escuchando. Me traslado...
Alguien me toca el hombro. ¡Helena! Perdimos el contacto
cuando empezamos la universidad. Pauso la música, me quito los auriculares.
Hablamos, reímos, recordamos. Atocha...
Intercambiamos los teléfonos, nos abrazamos. En la caótica
estación todo se ve diferente.
Una coincidencia, una casualidad, un viaje que te recuerda
quién fuiste algún día.