jueves, 16 de agosto de 2012

Sombras estivales

Las sombras se encogen desde el amanecer hasta que el sol alcanza su punto más alto en el cielo, entonces, comienzan a crecer hasta que todo se vuelve oscuro. La noche engulle hasta el último rincón del bosque, la luna y las estrellas solo iluminan pequeñas zonas.
Se oyen búhos, cazan rápidas alimañas que tratan de huir a ras de suelo. En un segundo ya no se oyen, han sido apresadas y devoradas con viveza. La noche continúa, en la maleza los lobos se deslizan raudos entre matorrales y algunas hojas que ya han empezado a caer. Aúllan, jadean, comen...
La oscuridad no deja tregua, es la peor enemiga de la presa, la mejor aliada de los cazadores nocturnos.

Las nubes se entremezclan con la luz, se deshacer con el fresco viento que sopla. Los árboles se mecen a su compás, sus hojas secas caen despacio. Huele a pino, roble y carne. Un estado puro de la naturaleza más primitiva que el humano aún no ha destruido. Los instintos sin la moral, la muerte por el hambre, la sed por necesidad y la vida por la supervivencia. Sin quejas, sin pensamientos, sin consecuencias colaterales. El instinto de la sombra.

Glo.

miércoles, 18 de julio de 2012

Mundos submarinos

El día empezó con una mañana nublada, llena de grises en el cielo. Era curioso sentir como el tiempo atmosférico a veces se solidarizaba con aquella que lo miraba.
Toda la jornada se continuó con una serie de prisas y nervios, compañeros y gotas de agua salada. Parecía imposible saber que después de unas horas despierta ella se encontraría con un cielo despejado, con un sol espléndido, con un Mediterráneo agitado pero con calma interior.
Ella descubrió un mundo subterráneo que parecía imposible conocer, una vida inmensa en un lugar aparentemente muerto en su superficie. Colores y formas imposibles de adivinar, sensaciones completamente distintas a cuando se encontraba en tierra firme. Había encontrado su medio, su paz.
La extensión gigante en un granito de arena salada.


Glo.

domingo, 6 de mayo de 2012

Regreso


Miro por la ventana, Chamartín. Atardece, el cielo comienza a enegrecerse. No se vislumbran estrellas, solo un pedacito de luna blanca.
El tren se mueve, la gente se bambolea con el traqueteo. Cierro los ojos, me concentro en la canción que voy escuchando. Me traslado...
Alguien me toca el hombro. ¡Helena! Perdimos el contacto cuando empezamos la universidad. Pauso la música, me quito los auriculares. Hablamos, reímos, recordamos. Atocha...
Intercambiamos los teléfonos, nos abrazamos. En la caótica estación todo se ve diferente.
Una coincidencia, una casualidad, un viaje que te recuerda quién fuiste algún día.

martes, 1 de mayo de 2012

Desconocida realidad

Parece extraño como las luces son cada vez más tenues, difuminan su halo en nubes de incertidumbre. Sigo caminando, no disminuyo el paso. Ando rápido, sin pausa, alterada, hacia ninguna parte. El pánico me persigue y no sé que hacer para despistarlo. Pronto me doy cuenta, es mi propia sombra.
Un desconocido me descubre en una esquina, tengo los ojos irritados y una expresión confusa en el rostro. Me consuela. Me ofrece apoyo y una cercanía que nuca antes me había dado nadie.
Es curioso, me siento mejor. Comparto mis vivencias con alguien ajeno a ellas, me ofrece otro punto de vista. Más objetividad, menos supersticiones.
Juntos nos movemos por la calle, intercambiamos historias. Pasan las horas, la tarde entera.
Vuelvo sobre mis pasos. Llego a casa sola sabiendo que nunca volveré a verle. Sabiendo que siempre será un desconocido en mi historia. Sin nombre que recordar.

Glo.


sábado, 7 de abril de 2012

Sin palabras.

Un gesto, una mirada, una sonrisa que desprende una alegría interna.
Nos entendemos sin palabras, con un lenguaje distinto al del conocimiento.
Sin frases que puedan ser malinterpretadas, sin énfasis en las vocales.

Cada vez más a menudo pienso que el lenguaje establecido es inútil. Conduce a error, a falsas esperanzas y vagas ilusiones. Es limitado para expresarnos. Podemos ser inconscientes de que lo que nos gusta realmente de aquellos a los que queremos son sus gestos. Las distintas formas que adopta su rostro al contarles una historia.
También son las expresiones corporales las que nos pueden producir aversión hacia alguien, un ademán de asco.

Todo lo que irradia de nosotros es lo que se encuentra en nuestro propio interior. No somos quienes decimos ser, sino aquellos que expresamos al movernos y sentir.

Glo.

lunes, 19 de marzo de 2012

Huellas entre las flores

Cierta mañana de marzo cuando los pájaros comenzaban a cantar, Yuuki abrió los ojos aún somñolientos y supo en ese instante que debía salir a buscar aquello que tanto anhelaba: la naturaleza.
A pesar de vivir con sus padres en una granja con grandes extensiones de terreno por las que poder perderse, correr, gritar... Nunca se encontraba totalmente libre, era un pájaro dentro de una gran jaula en la que podía volar, pero de la que no podía escapar.

Bajó las escaleras descalza y se quedó en la puerta parada mirando como las flores de los almendros habían comenzado a brotar. Parecía increíble como las estaciones se sucedían sin pausa. Con este pensamiento, subió apresuradamente a su habitación e hizo un macuto con un par de mudas. Después se dirigió a la cocina, buscó su cuenco y los palillos que le había regalado su abuela el día de su decimosexto cumpleaños. También cogió comida y agua suficientes como para dos días. Por último, se dirigió al establo, con una sonrisa y se despidió de sus padres sin más demora.

Tenía unas ganas terribles de comenzar su propia aventura. Había pensado ir hacia las montañas, en esa época del año todas las praderas que allí se extendían habrían empezado a cubrirse de millones de colores. No podía dejar pasar la oportunidad.
Pero sabía que su recuerdo no sería duradero, que debía compartir todo aquello, saber que alguien dejaba su huella en ella, sentirse parte del mundo y dejar su propia huella en él. Esto le recordó inmediatamente a su amigo Haru, quien siempre había conseguido hacerla reír en los momentos más difíciles de su vida, un rayo de luz clara en un día oscuro y lleno de neblina.

Bajó al pueblo a recogerle, él no se pudo negar a la aventura propuesta se unió a Yuuki en su camino.Una vez juntos y listos, subieron por el desfiladero hacia la montaña. Querían perderse juntos en la inmensidad del mundo que se abría ante ellos.

Ahora ambos sabían que sus huellas no se borrarían como ocurre en la tierra mojada, perdurarían dentro del otro hasta el fin de sus días.


http://www.youtube.com/watch?v=IyCRJmerW1Q

Glo.

lunes, 5 de marzo de 2012

Sobre la vida...

Tengo que decir algo, pero parece que las palabras no surgen.
Solo los gestos pueden ayudarme a desenredar esta maraña de mi mente. Sólo una mirada sincera que sabe lo que debe observar.

Parece increíble como una misma frase, leída por dos personas diferentes evocan distintos momentos de nuestras vidas. Esa frase que una vez relacionada con una vivencia, no podrá tener nunca otro significado para uno mismo. Aunque cada persona la dote de su propia interpretación.

Las palabras sobre el papel no cambian, nosotros sí. Todos somos diferentes a lo largo de nuestra vida y al mismo tiempo somos los mismos. El cambio estancado.

A veces volvemos la vista hacia atrás y no reconocemos aquella persona que solíamos ser. La inocencia. No quiero perder esa infancia en el pasado, quiero que me coja de la mano y me acompañe mientras ando.

No quiero olvidar el pasado, pero tampoco quiero que él sea quién escriba mi presente. Que de él dependa en quién me estoy convirtiendo a cada minuto.

Quiero ser capaz de perdonar a todo el que me hizo daño, quedarme libre de culpa. Dejar de exigirme tanto. Disfrutar más, dejar que todo fluya.

La vida es como un río en el que el agua nunca deja de moverse. Constante, discontinua...


Glo.

martes, 14 de febrero de 2012

Placeres cotidianos

Despertarte, mirar el reloj y ver que aún quedan horas para levantarte.
Sentirte caliente dentro del edredón en invierno.
Leer en la cama.
El agua tibia recorriendo el cuerpo.
Sonreir ante el espejo.
Tomar té a la luz de la mañana.
Caminar por la calle sin prisa, conduciéndote hacia ninguna parte.
Imaginar historias de la gente que viaja contigo en transporte público.
El sol en la cara en un día frío.
Tener una profunda y larga conversación con los amigos.
Compartir nuestra vida.
Dedicarle una sonrisa a gente desconocida.
Volver a casa.
Descalzar tus pies tras un largo día.
Sentir el cálido suelo del hogar.
Cenar algo sabroso.
Lavarse los dientes.
Y soñar.

Glo.

domingo, 29 de enero de 2012

Entre Edredones

Algo le hacía cosquillas en los pies. Así que volvió a meterlos dentro de la cama para evitar que su perro siguiera lamiéndole. Se dio media vuelta e intentó volverse a dormir a pesar de que el sol ya asomaba por la ventana.
Ya no podía reconciliar el sueño, hacía tiempo que las noches se habían vuelto agitadas en su cabeza, algo que desconocía le inquietaba y no le dejaba descansar. Era agobiante, sentía que la monotonía y el desorden se apoderaban al mismo tiempo de su vida, sentía que todo lo que decía, sus relaciones, sus amigos, familiares... Se repetían sin poder evitarlo, sin tener nada mejor que decir que el silencio, una palabra muda que expresaba su vacío interno. Vacío.
Era un día como otro cualquiera y sin embargo, ese fue el instante en el que supo como se sentía, solo, aislado, sin tener nada que compartir con los demás, prescindible.
Se hizo un ovillo en la cama y dejó que su perro siguiera lamiéndole, al fin y al cabo, él era el único que parecía saber como se sentía, el único que estaba ahí y le daba su apoyo. Él era el único que, todavía, lo mantenía en contacto con la realidad.

Glo.