sábado, 18 de junio de 2011

Vida nocturna

Pensaba que había olvidado esta sensación, pero mi yo ha regresado.
Vuelvo a casa. Oigo conversaciones ajenas que no querrían ser escuchadas. Veo tacones desabrochados y pies descalzos. La embriaguez del alcohol y otras sustancias nos devuelven a la vida, nos demuestran su realidad.
En mi cabeza guardo historias que podrían ser y otras que jamás serán. Sentimientos que bajo efectos etílicos parecen más persistentes. Esas ganas de gritarle al mundo regresan.
Rimel corrido bajo las pestañas. Párpados caídos.
No tengo sueño. Ando bajo las farolas que iluminan la cuidad. La noche es cálida, aunque un suave viento acaricia los edificios madrileños.
Estoy sola en la calle y sin embargo me siento más acompañada que nunca. Es extraño como las sensaciones no se adecúan a las situaciones.
Sigo bajo la luz anaranjada que me alumbra el camino de vuelta, en él se cruzan sonrisas y palabras.
Ya he llegado. Introduzco la llave en la cerradura. Expongo mis experiencias más próximas sobre un papel virtual. Estoy tranquila, me empieza a embriagar el sopor. Pronto caeré en un profundo sueño. Dormiré plácidamente. Solo espero despertarme a tiempo para vivir muchas noches más.


Glo.

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