lunes, 16 de mayo de 2011

Sin llamar.

Sin avisar se presenta la felicidad. Hoy han invadido mi memoria los buenos momentos de éste curso. Las nuevas amistades que se han forjado y las antiguas que perduran a pesar de los contratiempos.
Hoy me he sentido feliz recordando la tarde de mi cumpleaños entre risas. Las comidas de la universidad que, después de mucho molestarnos, nos han unido aún más. Las pocas tardes de primavera tiradas en el césped hablando y riendo (también echando pestes de los profesores) con un cerveza o tinto de verano en la mano. Y también las muchas tardes y noches de invierno, viendo películas o diciendo chorradas varias que he pasado en muy buena compañía.

En fin, que la alegría y la felicidad no llaman antes de poder pasar, sino que invaden nuestra vida. Y cuando vuelves la vista hacia atrás te das cuenta realmente de lo afortunada que eres.

Glo.

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