martes, 9 de noviembre de 2010

Posiblemente.

Un día más soñó que no despertaría.
Otra mañana envuelto en agonía, sin sollozos pero con pena.
Le invadió el pensamiento de que jamás volvería a verla.
Había podido rozar sus deseos con las yemas de los dedos, la había dejado escapar.
No pensó en el futuro, en cómo se sentiría pasado un tiempo. No pensó en la mañana siguiente.
Creía que no podría disfrutar nunca de su belleza, aquella escultura perfecta.
Una vez más se confundió. Por sus propios fantasmas, ella huyó para no volver a compartir nunca el mismo calor.
Ella decidió pasar algunas de sus mejores horas con él. De incredulidad se quedó clavado en el suelo. Sin reaccionar, sin emitir sonido alguno.
Con el tiempo suficiente para que ella tomara una decisión. Una elección que dependía de ambos.
Ahora él está solo.
Apoyado en el cabecero de su cama.
Viendo pasar el futuro olvidado por la ventana.
Glo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Clavado en el suelo de incredulidad... Asi estoy yo... Aveces cuesta asimilar y procesar las cosas. Besitos!